sábado, 15 de mayo de 2010

Herejía moderna


Llevo 20 años escuchando música "del diablo": black metal, death metal, darkwave, gothic rock, death rock, hard-elektro, industrial, ethereal, doom, hardcore punk, crust, noise... La lista de géneros musicales de este tipo nunca termina. Todo lo que tenga que ver con esa penumbra artística seguro lo he consumido y si no, seguro lo haré en algún momento de mi vida. Mis padres siempre se han referido a todo ello como "esos ruidos". Mucha gente se ha preguntado por qué tengo ese gusto tan poco colorido. Yo también me lo he preguntado y con certeza puedo afirmar que no hay una razón particular. Ahora sólo respondo que es un gusto tan inexplicable como el placer por el helado de chocolate o vainilla.

Más desconcertante resulta para muchos que yo sea budista, hinduista, vedantista, cristiano, meditador, o 100% espiritual y (al mismo tiempo) un ávido consumidor de estos productitos culturales de Satanás. Recientemente adquirí un libro sobre magia que sin duda sería tomado (por lo menos por la comunidad católica) como evidencia de que soy un aliado de las fuerzas del mal. Pero la verdad es que soy cómplice de cualquier tipo de fuerza o energía. Si no lo fuera, no habría ningún tipo de despertar en mi vida. Me pregunto qué pensarán mis amigos metaleros satánicos, anticristos o ateos sobre mi gran interés por su chivo expiatorio favorito.

En fin, nada de la música macabra que escucho hoy en día realmente ha sido la causa de mis sufrimientos. La única causa de mi dolor en esta vida ha sido la ignorancia, mis circunstancias y las adicciones resultantes. He sido hereje tanto para los devotos a la luz como para los anti-seres de luz. No me ha caído ningún rayo. Al contrario. He descubierto tantos tesoros en las perspectivas excluidas que sin duda recomiendo ser hereje en aras de promover un despertar espiritual.

Más allá de mis experiencias, me gustaría hablar de otros actos herejes que viven en la espiritualidad occidental hoy en día. Creo que si los exponemos, estos dejarán de ser obstáculos en nuestro sendero espiritual.

1) Dioses en el budismo Hace unos días leí un post sobre una de las metáforas perdidas del Buda en donde se habla de los estados sublimes denominados como Brahmavihara. La traducción literal de dicho término sería algo así como "estando con Brahma" o "morando con Brahma". En el post se especula que el Buda usó esa palabra, cuando enseñaba el Dharma a un grupo de brahmanes, para referirse a los estados de bondad amorosa, compasión, alegría empática y ecuanimidad. El Buda dijo que ser amoroso, compasivo y demás era como estar con Brahma, es decir, en unión con un Dios. Después, el autor del post sugiere que algún monje compilador de enseñanzas del Buda alteró el final del discurso sobre los Brahmaviharas para que no se acusara al Buda de contradictorio (ya que se supone que los budistas nos son teistas). Pero, si hay algo que el Buda sabía hacer era adaptarse a las circunstancias para enseñar el Dharma. Usar la metáfora "estar con Brahma" fue la mejor forma de enseñar a los brahmanes lo que es el amor inherente a la vacuidad de la mente universal que el Buda experimentaba. Pero gran parte de los budistas posteriores (y actuales) estarían en desacuerdo con tal suposición. Para ellos no sería posible hablar de una unión con un Dios por que eso sería como estar unido a un ser divino encarnado (y por ende condicionado a la impermanencia, karma y al sufrimiento). Por ello, hablar de unión con Dios en el Budismo es uno de esos actos condenables por la élite dhármica. No obstante, para el budista que realmente ve más allá de los dogmas del Pali Canon, es evidente que el Buda mismo hablaría no sólo de Brahma, sino también de Jehová, Alá u otros nombres que apelen a lo sagrado, si las circunstancias lo hubiesen requerido. Es absurdo aferrarse a una vacuidad de la realidad como si fuese esta el único Dios válido.

2) Temor al ego Una y otra vez se ha satanizado y tratado a este concepto (sí, es un concepto) como si fuese el enemigo número uno de la humanidad. He hablado de liberación de egocentrismos, egoismos o redundancias del ego, pero al mencionar esos términos me refiero a la cualidad nociva del ego, no a su lugar esencial en la realidad fenoménica. Hace tiempo escribí sobre el peligro de la no existencia del ego y enfaticé que querer eliminarlo era como hacer un hoyo en el universo. Tal empresa es una joda para uno y para todos los demás que nos rodean. El temor al Ego no es otra cosa que perfeccionismo agresivo. Además, ¿cómo disolveríamos los egoismos si no permitimos que se manifiesten? La yo-idad es un ingrediente necesario para el despertar. Si afirmar que poseemos un ego es un pecado, que así sea.

3)
Temor a la dualidad Esto es muy similar al miedo anterior. La mente no-dual depende de la dualidad. El principio del mandala (representaciones del marcocosmos y microcosmos) no funciona sin una percepción de la yo-idad. Una consciencia panorámica no se revela si excluimos a los particulares. Aun si en nuestra práctica de meditación se desvanencen los puntos de referencia o "agarraderas", la realidad visible es la otra cara de la invisible: dual al final del día. Por ello, la individuación o diferenciación que proponía Jung debe ocurrir para que haya un yoga genuino con lo sagrado. De lo contrario estaremos engañándonos con estados del ser catatónicos, ilusorios, grises y confundidos.

4) Seguir a Dios o al Cristo Hace unos años, al escuchar punk rock "radical", me percaté de lo fascista que es denigrar a las personas religiosas en las piezas musicales de estos músicos rebeldes. Lo cual es muy contradictorio si recordamos que las personas subversivas de este tipo por lo regular están en contra del fascismo. Sí, la santa inquisición y los terroristas religiosos han sido una atrocidad. ¿Pero qué tiene que ver la ignorancia de los fanáticos con una tradición espiritual que ha sido malinterpretada? Al parecer si eres devoto al "Padre nuestro que está en el cielo" y a Jesucristo, eres automáticamente un asesino que caza herejes para torturarlos hasta la muerte. Si te declaras judeocristiano al parecer ello significa que eres un ciego, sordo, idiota, borrego o sin la capacidad de razonar con precisión. No abogo por que las personas se vuelvan cristianas. Más bien es mi deseo que haya respeto hacia cualquier persona que siga con fervor estas enseñanzas y, por otra parte, que los que tengan la curiosidad se atrevan a conocer todo el misticismo cristiano, misticismo que no queda confinado al catolicismo.

5) Hablando de deseos ¿Por qué se debería considerar al deseo como un suceso reprimible? Y ya que estamos en esas, ¿por qué el pensamiento es el enemigo número uno de los meditadores hardcore? Suprimir tanto deseos como pensamientos tienen consecuencias negativas en nuestra salud física y mental. No explicaré por qué el no reprimir no es lo mismo que alimentar. De eso ya he escrito bastante. El punto aquí es reconocer que en la espiritualidad occidental se han malinterpretado las enseñanzas de meditación sobre la calma mental y física. Se cree que meditar es poner la mente en blanco y que la liberación implica renunciar a todos los anhelos del ser humano. Eso es un extremo. Para ser libre debe haber libertad responsable de pensamiento y cuerpo.

Aquí les dejo otros ejemplos de herejía popular que todavía no han desaparecido:
- Creer en varias religiones
- Cambiar de religión
- Ser espiritual no religioso
- Ser ortodoxo
- Ver lo divino en manifestaciones de índole "maligna"
- Y, por supuesto, practicar cualquier cosa fuera de la tradición popular

De vez en cuando hay que darle una lavada a la espiritualidad.

martes, 4 de mayo de 2010

Rebeldía redefinida


Cambiar duele. Traicionar nuestros deseos egocéntricos duele. Los fumadores que desean dejar de fumar saben de qué hablo. Los padres que saben que no deben sobreproteger a sus hijos saben de qué hablo. El que debe salirse del estatus quo y que le aterra hacerlo, sin duda sabe de qué hablo.
Dejar de hacer lo que siempre hemos hecho (y hacer algo completamente diferente) se siente como una monserga sin sentido, como el peor de los fastidios o como dejar de disfrutar el mejor de los placeres. Por eso le llaman crisis al cambio. Aun si el cambio que se avecina es sumamente bueno, habrá que hacer a un lado costumbres viejas y eso molestará.

Aun después de repetirnos mil veces la lógica que nos revela todas las consecuencias negativas que acarrea, digamos, ser perezosos, soberbios, borrachos o dramáticos, cambiar esos hábitos nunca se siente "bonito" si llevamos décadas realizándolos. Pero si uno se atreve a pasar por tal desagrado, las recompensas son maravillosas. Por ello, este tipo de dolor es el mejor de todos. Por lo regular le llamamos "trabajo anímico" o "trabajo emocional", pero en realidad es una joda anímica y emocional. Se necesita valor para aventurarse en estas jodas purificadoras. Hay cierto heroismo en todo el asunto y a estas alturas y en estos tiempos que saben a "fin del mundo", ser nuestros propios héroes nos urge.

Renunciar al placer de comernos vivos a nuestros "oponentes" cuando revelaron alguna fragilidad en su discurso, es un acto que no se disfruta para nada. Pero sólo los que osan hacerlo, conocen el sabor de la tranquilidad. El resto rumia y rumia diálogos (manifiestos o mentales) en los que triunfan una y otra vez. Se regocijan en sadismos sonoros o silenciosos que, inevitablemente, desembocarán en malestares físicos y anímicos. Aun si la persona a la que hiciste mierda verbalmente es un completo desconocido para ti, todo el suceso te dejará un mal sabor de boca. Si tienes un poco de consciencia espiritual, cargarás con arrepentimiento aunque no tengas ni idea de quién fue tu víctima.
Pero si optas por no agredir, evitarás todo ese desgaste emocional.

Si la pereza estanca tu vida, renunciar a ésta es como dejar de disfrutar tu postre favorito. Se siente como lo más antinatural que has hecho toda tu vida. Pareciera que es estúpido ser productivo. Pero el perezoso que osa traicionarse descubre, poco a poco, que la productividad es lo mejor que pudo haberse regalado. Las metas se alcanzan, lo objetivos se logran, los círculos se cierran y se mejora la calidad de vida.

Si detestas la mediocridad de las personas, si las fallas recurrentes de los demás disparan una furia inexplicable dentro de ti, no alimentar dicho fuego se siente como interrumpir el mejor de tus orgasmos. Hay tanto placer en la furia y no perpetuarla se siente como la decisión más irracional que puedes tomar. Pero si no cedes a tal tentación, no sólo dejarás de ser uno de los peores intolerantes del mundo, sino también te darás la oportunidad de proporcionar crítica constructiva al que comete equivocaciones.

Si haces a un lado la penumbra y tragedia psicológica, te aburrirás y dejarás de sentirte especial. Te sentirás como un borrego más del rebaño. Pero voila, te darás cuenta de que no todo es tan malo después de todo. Comenzarás a disfrutar las mieles de reconocerte como alguien capaz de resolver problemas sin perder la cabeza.

Entonces, por todo lo anterior, el consejo de este post es: rebélate contra la lógica placentera del egocentrismo y acoge la friega de cambiar para bien. Si te molesta ser mejor persona, créeme que vas por buen camino.

Dicha friega es como pulir rebabas que no hacen otra cosa que engancharse con cualquier cosa. Es como frenar poco a poco un tren que sabemos que se estrellará si no reducimos la velocidad. Habrá chillidos emitidos por la fricción entre el freno y las ruedas de acero, habrá humo y chispas tal vez.
Tal fricción se sentirá horrible. Pero no nos descarrilaremos.

¿Realmente es necesario hablar de todas las recompensas de rebelarse contra la lógica egoista?

Sé subversivo aunque se sienta como lo más incoherente que hagas.