martes, 24 de noviembre de 2009

Mente del despertar 2


Ya escribí sobre la mente del despertar pero un post no es suficiente.

La mente del despertar es la medicina suprema. Es el requisito para la sanación anímica de uno mismo y de cualquier sociedad. Nos urge una dosis infinita de esta medicina.

La mente del despertar puede percibirse desde el punto de vista de la consciencia, la bondad, la compasión y la acción benéfica.

Primero las definiciones
- "Mente" es: percepción de la realidad
- "Despertar" es: la realidad no-dual
- "La realidad no-dual" es: la realidad sin divisiones como "yo-ellos", "yo-el otro", "esto-aquello", etc.
- "Mente del despertar" es: la percepción de la realidad no-dual
- "Consciencia" es: conocimiento y reconocimiento de las cosas
- "Bondad" es: deseo natural de que haya felicidad
- "Compasión" es: deseo natural de que no haya sufrimiento
- "Acción benéfica" es: cualquier realización que produzca beneficios

Mente del despertar desde el punto de vista de la consciencia
1er componente: Consciencia de lo que ocurre en uno mismo
2do componente: Consciencia de lo que ocurre en los demás
Mente del despertar es: Consciencia de lo que ocurre en uno mismo y en los demás, al mismo tiempo.

Mente del despertar desde el punto de vista de la bondad
1er componente: Bondad hacia uno mismo
2do componente: Bondad hacia todos los demás
Mente del despertar es: Bondad hacia uno mismo y todos los demás, al mismo tiempo.

Mente del despertar desde el punto de vista de la compasión
1er componente: Deseo de que uno mismo deje de sufrir
2do componente: Deseo de que todos los demás dejen de sufrir
Mente del despertar es: Deseo de que uno mismo y todos los demás dejen de sufrir, al mismo tiempo.

Mente del despertar desde el punto de vista de la acción benéfica
1er componente: Acción benéfica para uno mismo
2do componente: Acción benéfica para todos los demás
Mente del despertar es: Acción benéfica para uno mismo y todos los demás, al mismo tiempo.

En resumen, mente del despertar es: consciencia, bondad, compasión y acción benéfica para uno mismo y todos los demás al mismo tiempo.

Al cultivar la mente del despertar diluimos todos los hábitos nocivos, confusiones y apegos egocéntricos, lo cual nos permite vivir de forma espontánea en la vacuidad y también en el estado carente de miedo.

La mente del despertar se cultiva por medio del recorrido de dos senderos:
1. El de la meditación (sendero absoluto)
2. El del beneficio de todos los seres (sendero relativo)

La mente del despertar surge de forma natural y espontánea al recorrer el sendero de la meditación y el del beneficio de todos los seres, al mismo tiempo.

Si quieres aprender a meditar aquí hay una excelente instrucción. La traducción viene en camino =)

domingo, 8 de noviembre de 2009

Dignidad liberada


En una de las clases de meditación que le doy a mi amiga Cristina, mientras conversábamos, poco a poco llegamos al tema de la dignidad genuina o despierta. Es esa dignidad física y mental que es posible obtener si uno le busca bien (o deja de buscar). Primero hablábamos de la generosidad y lo difícil que es cultivarla y luego escarbamos un poco más. Pasamos por la buena conducta, la paciencia y después caímos en la dignidad.

Una lleva a la otra. Una es consecuencia de otra y, según las circunstancias, de repente se vislumbran lazos entre virtudes que aparentemente no tienen mucho en común (como por ejemplo la ecuanimidad y la perseverancia). Solo hace falta distinguir la mecánica de cada cualidad. Dentro de cada virtud hay sistemas microscópicos que dan vida a otras virtudes. Sólo es cuestión de usar dichos procesos esenciales en los días correctos, en las relaciones interpersonales pertinentes y en las prácticas de meditación adecuadas y como por arte de magia surge una habilidad sana.

Pero bueno, volviendo al tema de la dignidad, éste surgió de nuevo en la conversación que tuve con Nandush hace unos días. Ha aparecido también cuando observo las dificultades de algunos amigos y familiares. Por lo mismo, decidí hacer un post al respecto. Trataré de describir la anatomía de la dignidad y mostrar las razones por las que ésta no depende de ningún tipo de máscara, valentía agresiva o arrogancia disfrazada de elegancia.

Primero lo que no es:

La dignidad no depende de logros materiales ni intelectuales
Si uno busca la definición en el diccionario, lo que encuentra uno son palabras como "excelencia", "realce", "cualidad de merecedor o de ser aceptado". Por lo mismo, es natural concluir que para ser aceptado, merecedor o reconocido como excelente, uno debe obtener y comprobar logros. Pero esa es una dignidad convencional. Más aun, es efímera y, por lo mismo, sujeta a renovarse. Endlessly... Eso no es dignidad, es esclavitud.

La dignidad no es la imagen que tenemos de nosotros
La imagen mental también está sujeta a renovarse. Lo que es peor, cualquier cosa que atente contra esa imagen será vista como a)una amenaza, b)como un enemigo y c)como el fin de tu dignidad. Una imagen es sólo eso: una imagen. Algo que debemos proteger, renovar, reinventar y mantener. El tiempo lo borra todo. Este segundo lo borra todo. En el siguiente tienes que volver a decirte que eres digno. Y el que sigue y el que sigue. Si alguien opina lo contrario, irremediablemente tendrás que involucrarte en una lucha absurda. Puede que ganes pero, una vez más, el tiempo borrará eso por lo que luchaste o llegará alguien más a "destruir" tu imagen. Eso no es dignidad. Es un espejismo.

La dignidad es independiente de cualquier anécdota
Al igual que el caso anterior, las anécdotas están sujetas a la impermanencia. Eso significa que tendrás que revivir tu pasado "valioso" una y otra vez para comprobar lo "digno" que eres. Eso explica por qué te repites las mismas historias cuando te sientes mal. Cuando escuchas mil veces una canción, ésta poco a poco pierde su encanto. Lo mismo ocurre con tus anécdotas y, por ende, con tu "dignidad". Eso explica por qué a veces las personas ya no se emocionan cuando cuentas tus historietas. Eso explica por qué a veces tú no te emocionas con tus historietas. Las anécdotas no son dignidad. Las anécdotas son sólo apegos al pasado. Claro, eso no implica que nunca más las cuentes.

No es un premio
Cualquiera que te haya dicho que no posees dignidad por que "no te la has ganado" vive en el error. Sólo analiza la lógica del argumento. ¿Quién decidió que nuestra dignidad le pertenece a otra persona? Y si así fuese. ¿Por qué es así? ¿En qué libro, biblia, constitución o manual de vida se afirma que la dignidad nos la puede otorgar otra persona? Y si le rascas más: ¿Por qué mi dignidad está fuera de mí? ¿Es una cosa? ¿Tiene altura, anchura y profundidad? Cuando alguien más me dice "ya eres digno de...", ¿acaso surge dentro de mí una energía que me hace más valioso de lo que era antes?

Más importante aún: ¿Antes no era valioso?

"Es que no tienes un sólo éxito", "Haces puras pen... equivocaciones", "¿Quién te dijo que mereces la felicidad?", "No has trabajado lo suficiente, no has ganado lo suficiente, no has aguantado lo suficiente, no has sufrido lo que yo he sufrido". Al parecer los "otorgadores de dignidad" no toleran que uno mismo se sienta digno.

¿Quién determinó que alguien más tiene el poder de decidir cuándo tendremos dignidad? Tratar a la dignidad como un premio es una forma de control, descalificación y manipulación.

Tampoco cuánta gente nos acepta, nos reconoce o nos quiere
Se ha concluido que uno es digno, o posee dignidad, cuando muchas personas nos reconocen, nos estiman, o nos quieren. En este caso una vez más le otorgamos el poder a las circunstancias de sentirnos como poseedores de dignidad. Una vez más nos encadenamos a otros. Una vez más nos esclavizamos. ¿Y si nadie nos reconoce? ¿Y si nadie nos acepta o estima? ¿Acaso eso quiere decir que no poseemos dignidad? La necesidad de reconocimiento y aceptación no es dignidad. Es sólo eso: una necesidad. Es como un recordatorio que debemos activar cada día. Esto es una clara señal de que nuestra supuesta "dignidad" es ilusoria y sujeta a renovarse.

Nunca es inventada
Por lo anterior, es evidente que cualquier intento de convencernos de que somos dignos, está destinado al fracaso. No tenemos que convencernos de que poseemos dignidad. Ésta es inherente a nuestro ser. Es innata a nuestra existencia.

La dignidad es:

Lo que somos
Tal cual. Ni más ni menos. Con todas nuestras virtudes y defectos. Es nuestro ser y estar. Así, tal cual.

Cómo somos
Nuestras manifestaciones, en el momento que surjen, justo en esa milésima de segundo en el que nacen, poseen dignidad. Cómo hablamos, cómo caminamos, cómo comemos, cómo nos vestimos y sí, también cómo nos equivocamos. Son errores dignos. Equivocaciones verdaderas que no se esconden. Nuestro buen gusto y mal gusto también es digno. Cada expresión de nuestro ser es instantáneamente un fruto de nuestra dignidad.

Es inagotable
Desde recién nacidos hasta la tumba poseemos dignidad. En ningún momento la perdemos. En ningún momento se acaba. Ésta surge como una fuente incesante de excelencia. Se percibe en cada instante. Ahora, ahora y ahora también. Aquí, aquí y aquí también. Sí también en este momento en el que lees estas palabras. Y en éstas también. Está impregnada en la extensión de cada inhalación y cada exhalación de nuestro cuerpo. Vamos, hasta después de la muerte nuestra dignidad perdura. Se encuentra en nuestras cenizas, en nuestro proceso de descomposición y en el renacimiento elemental dentro de los minerales de la tierra y los organismos de los vegetales y los seres vivos.

Flexible
En cada crisis y en cada momento de felicidad, ahí sigue nuestra dignidad. Se adapta a cada situación sin resistencias y sin pretensiones. La dignidad genuina no depende de condiciones. Es nuestra cualidad de amoldarnos a los problemas para resolver cada detalle, atar cada cabo suelto y llenar cada carencia (con más dignidad). Ante las tormentas, nuestra dignidad permanece inmóvil, como una roca. Ante la calma, nuestra dignidad se mezcla con la dignidad del suelo, del aire y de los cielos. No hay diferencia entre nuestra dignidad y la de los océanos, entre la nuestra y la de los colores de cada flor y fruto.

Elegante
La dignidad es tan sencilla que resulta infinitamente elegante. En su humildad yace su riqueza, en su simplicidad se percibe su solidez. La dignidad despierta no requiere de reconocimientos, ni de elogios constantes. Su distinción llena cada rincón de nuestro ser, cada habitación en la que entramos, cada actividad que realizamos y cada descanso que nos damos.

Verdadera
Una vez que la percibes, la dignidad no deja de expresar su veracidad. Es tan explícita que elimina todas las dudas de uno mismo y de los demás. Y si alguien no deja de cuestionarla, ello se debe a su temor por que nuestra dignidad sea verdadera. Se debe a su temor a que la suya no sea verdadera.

Cómo contactar con tu dignidad:
1. Renuncia a la pretensión
2. Renuncia al deseo de comprobar
3. Renuncia a tu autodevaluación
4. Renuncia a tu sobrevaloración
5. Permanece en el ser y estar genuino
6. Sin esfuerzo déjate llevar por ese Ser y estar genuino
7.
Reconoce ese ser y estar genuino como tu verdadera dignidad con libertad total
8. Cultiva el reconocimiento de ese ser y estar genuino con esfuerzo cuando sea necesario
9. Cultiva ese reconocimiento de ese ser y estar genuino sin esfuerzo cuando no sea necesario

viernes, 6 de noviembre de 2009

Sobre la devoción


En este post hablé sobre las virtudes que nos hace falta desarrollar. Hablé de ellas por que en la encuesta para la investigación de mercado que realicé, las respuestas indicaban que había desinterés en habilidades como la compasión o la generosidad.

Sin embargo, hubo una persona que no escogió ninguna de las virtudes que enlisté como opciones de respuesta. Él proporcionó otra repuesta. En el cuadrito en blanco escribió "fe".

Lo primero que pensé fue "¿Fe?" Me di cuenta de que no la había considerado para nada. Me di cuenta de que no la incluí en la lista por que realmente no estaba activada en mí en ese momento. Sí, claro, ese día tenía fe absoluta en lo divino, en lo sagrado, en la naturaleza búdica, etc. Pero no era una fe despierta. Era una fe en su estado potencial y no estaba interesado en ella por que la daba por hecho.

Tiempo después la experiencia poco a poco impregnó mis días y hoy es algo que se incrementa conforme pasa el tiempo. Este post habla sobre esa vivencia.

Para continuar con el estilo de posts anteriores, optaré por pequeñas frases que transmiten la experiencia, en lugar de robustos párrafos.

Fe o devoción es:
- Valentía combinada con certeza
- Entusiasmo, sin titubeo, por ser verdadero
- Energía honesta y explícita en cada pensamiento y sensación
- Pasión por la entrega al universo
- Gusto, preferencia y placer por el servicio
- Optimismo espontáneo e inquebrantable
- Responsabilidad instantánea
- Fervor físico
- Fervor consciente
- Fervor despierto
- "Neverending zeal"
- Ausencia de egocentrismo
- Confianza plena en uno mismo
- Carencia de inseguridad interna

Seguro hay más formas de describirla. Por lo pronto se me ocurren esas.

Lo que hice para cultivar la fe o devoción:
1. Reconoce lo que impide que te entregues
La entrega puede ser al universo, trabajo, pareja, vacuidad, Dios, deidad, lo que sea.
2. Verbaliza el obstáculo
Como por ejemplo "no quiero saltar", "no quiero regalarme", "no quiero servir a nadie", etc.

3. Permite el cese del obstáculo
No hay necesidad de reprimir, ni de matar. Todo es impermante, deja que surja el flujo de la impermanencia del obstáculo. Dale su tiempo para que muera naturalmente.
4. Sé y está No tienes que hacer nada para ser y estar. Nada.
5. Reconoce los beneficios de tu devoción y entrega Siempre hay recompensas, a veces tangibles, otras intangibles.
6. Con la naturalidad de tu "ser y estar" sirve a ti y a los demás Se trata de beneficiar por medio del regalo de tu energía. No te olvides de ti en ese beneficio.

¿Sencillo no?

Ok, no es sencillo. Pero poco a poco se hace natural.

PD: para los que practican los 12 pasos, la fe y devoción se cultiva con el 3er y 6to paso.