Aprender a meditar es más que aprender a poner atención. Es más que percibir la impermanencia de las cosas, más que calmar el cuerpo y la mente. Todo lo anterior efectivamente pertenece al suceso que llamamos meditación. Pero meditar también significa borrar del mapa la barrera entre nuestra consciencia y las emociones indeseables. Meditar es un acto de valentía genuina, es una declaración de apertura y ausencia de miedo. No tiene nada que ver con flores, ni con viajes fantásticos, ni con refugios ilusorios en el bosque, monasterios, habitaciones o iglesias. Claro, cada uno de esos lugares tiene su debida razón de ser, pero la meditación no queda confinada a un lugar. La meditación no tiene lugar (y ya que estamos en estas, no tiene tiempo).
La meditación nada tiene que ver con espacios reducidos, definiciones estrictas u opiniones absolutas. Es una entrega de todo al todo (hasta de nuestras ganas de entregarlo todo). Es unión con el universo entero sin mistificaciones, fantasías, fanatismos o dogmas. Es la forma más sincera y honesta en la que podemos ser y estar.
Una genuina expansión de consciencia implica poner el reflector sobre todo lo que queremos esconder. Iluminación espiritual significa encender la luz en los lugares que hemos tenido bajo llave y permitir que dicha luz consuma todo lo que desea permanecer deshonesto. Para ello meditamos, para encender la luz en todas las habitaciones del reino sin paredes.
Para lograr esto, debemos aprender a abrir el corazón.
Para abrir el corazón debemos dejar de temer.
Para dejar de temer debemos abrir todas las ventanas y puertas.
Para abrir todas las ventanas y puertas debemos tomar esa decisión.
Para tomar esa decisión debemos estar hartos de sufrir.
Para estar hartos de sufrir debemos abrir los ojos y darnos cuenta de que estamos sufriendo.
Para darnos cuenta debemos prestar atención a nuestro cuerpo y mente.
Para prestar atención debemos dejar de escapar del cuerpo y mente.
Para dejar de escapar debemos renunciar a las tentaciones de escapar.
Para renunciar a las tentaciones de escapar debemos estar conscientes de ellas
Para estar conscientes de ellas debemos descubrirlas.
Para descubrirlas debemos querer descubrirlas.
Para querer descubrirlas debemos renunciar a la ignorancia.
Para renunciar a la ignorancia debemos tener el valor ver lo que no queremos ver.
Para tener el valor de ver lo que no queremos ver, debemos ser valientes de forma genuina.
Para ser valientes de forma genuina, debemos abrirnos a sentir lo que no queremos sentir.
Para abrirnos a sentir lo que no queremos sentir, debemos aprender a abrirnos.
Para aprender a abrirnos, debemos aprender a soltar.
Para aprender a soltar debemos aprender a regalarlo todo.
Para aprender a regalarlo todo, debemos dejar de ser posesivos.
Para dejar de ser posesivos, debemos ser desapegados.
Para ser desapegados, debemos descubrir nuestros apegos.
Para descubrir nuestros apegos, debemos encender la luz en todas las habitaciones.
Para encender la luz en todas las habitaciones, debemos aprender a meditar.
La meditación no es un escape más de la realidad, la meditación es un sendero que pocos se atreven a recorrer. En la meditación se sacan todas las espinas y, por lo mismo, eso significa que dolerá. En meditación abrimos todas las heridas infectadas y, como dice mi novia, les aplicamos Merthiolate, dejamos que cicatricen y vivimos el resto de nuestras vidas sin protuberancias sensibles e incómodas.
¿Still interested?
Si es así, sigue leyendo este blog. En los siguientes posts hablaremos sobre cómo meditar de forma genuina, con el corazón abierto, con antisépticos naturales y sin autoengaños.
PD: digo "hablaremos" por que pronto habrá escritores invitados =D
PD2: Esto de desinfectar también se le llama purificación (algo que el "revoltoso" que aparece en la foto llevaba a cabo en ese momento).
6 comentarios:
Yes, I am (interested, of course).
Magnífico,el post.
Para Jung, uno no se ilumina intentando subir hacia la luz, sino llevando luz a la oscuridad.
Trabajando (para empezar) con la sombra. Lo cual requiere valor, honestidad y (añado) humor.
Un abrazo.
Reitero aquí lo que comento en mi blog: Estoy impresionada por tus textos, y la honestidad que exhalan.
Y vuelvo a preguntar ¿qué sucedió entre agosto y octubre de 2008?
Un abrazo.
Soledad: discúlpame por no haber contestado a tu pregunta! no había visto todos los comentarios de tu blog. No recuerdo exactamente qué sucedió en esos meses. Lo que sí te puedo decir es que desde el 18 de enero de 2008, ya no veo las cosas de la misma forma. Desde ese día han ocurrido toda clase de transformaciones en mi percepción y consciencia. Siguen ocurriendo.
Fue hasta agosto y octubre que decidí empezar a documentar lo veo.
Muchas gracias por tus comentarios =)
Eso me parecía.
¿No crees que podría ser de utilidad una crónica del antes, durante y después? Quiero decir, del proceso.
Un abrazo.
De nuevo, gracias por lo que compartes. Resulta profundamente útil.
No hay de qué Soledad. No sabes el gusto que me da saber lo que me dices. Un abrazo =)
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