miércoles, 16 de diciembre de 2009

Adicciones universales


Se supone que este blog trata sobre cosas como "expansión de consciencia", "mindfulness" y conceptos similares. Pero se saldrá de esa temática si me vuelvo selectivo y sólo hablo de mi love affair con los sutras, técnicas de meditación y la insistencia en vivir en el ahora o vacío. Entonces, para evitar que eso suceda, ahí les va una lista de costumbres nocivas que, por más que pasa el tiempo, no pasan de moda (y nos encadenan). Además, nos hace bien voltear al espejo de vez en cuando para librarnos de los grilletes.

1. Agredir para que... ejem, ¿nos dejen de agredir?
Es el típico caso de Israel y Palestina. No tiene fin (a menos de que a alguien le caiga la cordura). Vivimos regidos por este patrón. Nadie está dispuesto a ceder y menos si eso implica ser un "perdedor", "cometedor de errores", "pedidor de disculpas", "humillado", "equivocado", "idiota" o cualquier otra cosa negativa que uno piense de uno mismo al admitir las fallas propias. Ah, y antes de que se me olvide: agredir, amigos, no es marcar límites. Agredir sólo tiene un objetivo: destruir. Marcar límites es hablar cuando no estamos de acuerdo con algo.
Efectos secundarios: deterioro de relaciones interpersonales, adicción, culpa, dolor, daño físico.
Medicinas: Asertividad, paciencia genuina, ecuanimidad genuina

2. Callar para evitar problemas
Nunca se ha solucionado un conflicto sin hablar (a menos de que los involucrados tengan telepatía) pero, a pesar de que dentro de nosotros no estamos de acuerdo, seguimos sin abrir la boca. Preferimos que todo siga igual a tener que marcar límites. Optamos por no darnos nuestro lugar cuando nos hablan con desprecio. Decidimos tragarnos el dolor a comunicarle a la gente que nos lastiman, pisan, humillan, etc. Pero, ¿cómo se darán cuenta de que nos agreden si no se lo comunicamos? ¿En verdad creen que la gente es 100% consciente del daño que causa, al estar dentro del huracán de ira? ¿Acaso los agresores tienen una habilidad para sentir nuestro dolor emocional en el momento en el que están poseidos por su rabia irracional?
Efectos secundarios: culpa, odio, depresión, baja autoestima, represión, daño físico.
Medicinas: dignidad genuina, fe en uno mismo

3. Esconder nuestros "defectos"
Hay miles de formas de hacer esto. Con ira vestida de "justicia"; con indiferencia disfrazada de "ecuanimidad" y "paciencia"; con arrogancia con cara de "dignidad"; con "humor" compulsivo que entierra mucho dolor; con codependencia que pretenden ser "bondad", "altruismo" o "compasión"; con respuestas que aspiran a mostrar "cultura", "conocimiento" o "astucia" pero que sólo demuestran que no sabemos de lo que hablamos; con "enterezas" que encubren ruinas emocionales... ¿sigo? Admitir nuestras imperfecciones nos engrandece y humaniza. Una vez más: admitir nuestas imperfecciones nos engrandece y humaniza. Todo teatro está sujeto a caer tarde o temprano.
Efectos secundarios: angustia, estrés, miedo a ser descubiertos, ira, dolor, depresión.
Medicinas: mente despierta, humildad

4. Señalar los "defectos" de forma obsesiva
Esto puede ser en silencio o en voz alta. Lo que en realidad hacemos al hablar obsesivamente de los "errores" de las personas, es mantener nuestro perfeccionismo ilusorio. Y así transcurre nuestra vida. Así muere mucha gente. Este hábito entra también en la categoría anterior: Es una actividad que tiene como objetivo crear una fachada.
Efectos secundarios: amargura, mal humor, coraje, narcicismo, ceguera.
Medicinas
: introspección, apertura, honestidad con uno mismo

5. Aislarnos
Además de permanecer en nuestros hogares, habitaciones o lugares "seguros" para evitar lo que percibimos como "amenazante", recurrimos a cualquier estimulante que provoque euforia, emociones intensas o distracción para crear un refugio. También es común recurrir al "no sé" o al "no me importa" para protegernos de verdades incómodas sobre nosotros. Seguro hay otras formas de aislarnos.
Efectos secundarios: problemas perpetuos, deterioro de relaciones interpersonales, fortalecimiento de adicciones.
Medicinas: honestidad con uno mismo, valentía

Como en el caso de las medicinas químicas, no es fácil tomar las medicinas espirituales. Pero vale la pena.

4 comentarios:

Georgina Espinosa Gaubeca dijo...

¡Gracias! Es difícil aplicarlo a mi vida y, sobretodo, darme cuenta de las costumbres destructivas que tengo. Pero haré el esfuerzo.

Saludos

Alex Serrano dijo...

Es super difícil para todos amiga =P Pero es mejor saber qué sucede, a no saberlo =) Gracias por comentar!

Soledad dijo...

Hola. Tu comentario sobre Byron Katie me impactó, porque yo también sentí lo mismo. Y también me impactan tus medicinas espirituales. Trataré de automedicarme lo más que pueda.
Un abrazo.

Alex Serrano dijo...

Qué bueno Soledad =), espero que mis posts sigan teniendo ese impacto. Gracias por tus comentarios!