martes, 2 de febrero de 2010

Meditación natural


Todos estamos en el mismo bote. Todas nuestras historias se mueven en el mismo tiempo, en el mismo universo. Nuestro estrés más grande del día de hoy, vive a un lado de las nebulosas, los movimientos debajo de la corteza terrestre, los hongos de los bosques tropicales y de los vendedores de dulces afuera de las escuelas. Nuestro estrés más grande del día de hoy convive con la nada sideral más lejana, así como con los viejitos que esperan la muerte. Si miramos hacia el frente, hay nada. Si miramos hacia atrás, hay nada. Lo visible es esta inmensidad inagarrable en el presente, que está repleta de funerales cósmicos de estrellas que mueren, de papeles de oficina, de idiomas como el ruso, el álgebra y el lenguaje de las armas de fuego. Y adelante hay nada, atrás hay nada. Sólo hay un aquí grandotote siempre efímero.

¿De qué me sirve saber esto?
Para empezar, si mi aflicción más molesta de este momento vive junto a piedras espaciales, gases de hidrógeno y viejitos en mecedoras que no hacen nada más que esperar el fin, no tiene mucho sentido hablar de un tamaño o forma de mi angustia. No lo tiene porque mi angustia es una pieza más de esta cosota llena de cosotas y cositas. De hecho, al compararla con el resto de las cosas sin fin, me puedo percatar de que mi angustia es perfecta. Con todo y sus manos apretadas, frentes tensas y quijadas trituradoras de muelas.

Si mi angustia es muy molesta, ¿por qué es perfecta? Por que en ningún momento rompe las reglas del espacio y tiempo. No se adelanta ni se atrasa en el tiempo. Ahí sigue perfectamente incluida en el mismo presente en el que viven los soles iracundos de todas las galaxias. Mi angustia no invade a las viejitos en mecedoras. Ahí está, como fogata en el bosque urbano. El dolor de apretar el cuerpo por el coraje o por la sensación de descontrol, es un movimiento idéntico al del surgimiento espontáneo de animalitos marinos en las profundidades del mar. Lo es por que ambos sucesos son causados y producen efectos. Y una vez que me percato de ello, la angustia se revela como algo natural. Al verla como algo perfecto, se desmorona esa insistencia que pretende hacerla más perfecta por medio de la represión.

El problema es que creemos que nuestra angustia es independiente del resto de los ecosistemas.
El problema es que, al prescindir de la convivencia con el resto del universo, percibimos nuestra angustia como algo gigantesco.
El problema es que no nos percatamos de la gran utilidad que tiene esta preocupación en lo que respecta conocernos.

Por otra parte, si frente a mi angustia no hay nada y si atrás de ella tampoco hay nada, o sea, si su futuro es inecontrable así como su pasado, qué sentido tiene querer adelantar su fin natural. Lo único que lograré es sentir más tensión por el hecho de querer cambiar algo que cambiará cuando se le dé la gana. Pero si me sintonizo con el presente inencontrable de mi angustia, en ese mismo instante me sincronizo con el presente del resto del movimiento universal.

Esa sincronización es meditación perfecta.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Chapeau, Alex.
Abrazo.

Soledad dijo...

Lo que dices es así. Pero también (y a la vez): Nada delante, nada detrás y nada aquí.
Un abrazo, Alex.

Anónimo dijo...

Nada aqui tambien , si.
Y todo, tambien.
Que mas da.
Las cosas suceden, nosotros en ellas, y ellas en nosotros, simultáneamente.
Vacias o llenas es solo una paegatina que les pone la mente. Todo o nada tambien.
Lo importante es la liberacion a la que apunta alex, al desperonalizarse la experencia, dentro de un todo o nada..
Abrazos.

Nikki dijo...

La meditacion, depende en como la utilizamos, si la utilizamos bien nos relaja, si la utilizamos mal nos estresa. ¿porque estresarnos por cosas que aun no suceden?