viernes, 8 de enero de 2010

Sin miedo


Antes del post del "después", debo publicar el presente texto. En este otro post prometí proporcionar formas de meditar sin autoengaños, valentía genuina y con antisépticos naturales. A continuación presento un texto escrito por Max Díaz (amigo de Argentina que se dedica al comercio, al estudio de la física, espiritualidad y consciencia, y al beneficio de todos los seres sintientes) que muestra de forma sencilla cómo actuar, sin miedo alguno, ante los brotes de ira. Él afirma que le es muy difícil describirlo en palabras. Yo creo que lo hizo a la perfección.

Y ahora, su texto:

"Percibo cuando la ira nace, florece, se marchita y muere por sí misma, sin llegar a perpetuarla. No opto por alimentarla ni por reprimirla. No doy rienda suelta a la ira para que se desfogue por completo ni tampoco la reprimo ni anhelo ansiosamente que cese. No hay un 'quiero ser libre de la ira'.

Ahora bien. La contemplación del nacimiento y muerte de la ira en cámara lenta simplemente 'ocurre por sí misma'. Sucede por sí sola. No estoy al acecho de forma obsesiva, ni rigurosamente alerta de cada pensamiento nocivo. Simplemente contemplo y no puedo evitarlo. Ello sucede aun cuando no estoy en el 'aquí y ahora' sino absorto en el pensamiento (como cuando estoy sumergido en una partida de ajedrez).

Esta contempleación natural del más mínimo pensamiento nocivo pareciera que ya no puede detenerse ni evitarse. Este suceso, que lleva tantas palabras y minutos describirlo, pareciera que es un proceso largo cuando uno lo lee. Pero es instantáneo, ocurre en una décima de segundo o menos. Es como si una multitud de eventos ocurriesen en ese instante a la velocidad de la luz. Cuando esa 'flor iracunda' nace, siento que tengo la libertad de alimentarla o reprimirla. Nada me lo impide. Pero elijo voluntariamente (¿o egocéntricamente?, no importa), permanecer en medio de esas dos posibilidades. A esto le llamo 'no hacer nada'. No recorro ni un extremo ni el otro. Pero es doloroso. Es como una miniagonía.

Lo es por que me muero de ganas de dar rienda suelta a la ira (sí, en esa centésima de segundo ocurre todo eso). Permanecer en medio es como si yo mismo muriera. Muero ante esas ganas de actuar y alimentar la ira. Después de ésta viene una angustia, luego un temor y yo (o lo que sea) lo veo y muero una y otra vez a lo largo de todo el día.

Permanecer en medio es una muerte constante. De instante en instante ¿Y luego qué pasa? Los brotes de ira, los temores y las angustias son cada vez mas ténues. Tal y como le sucede a la llama de una lámpara de aceite que pierde poco a poco su brillo. La permanencia en ese estado intermedio se siente como si me desangrara o debilitara cada vez más. Siento como si me apagara, como si hubiese sido herido de una puñalada en el hígado y, a pesar de que puedo poner mi mano en la herida para detener la hemorragia, elijo de forma voluntaria desangrarme.

Cuando percibo en cámara lenta que la ira nace, esa misma percepción incluye la fuerza necesaria para no actuar. La consciencia de la ira viene acompañada de la capacidad de morir ante las ganas de alimentar o destruir el enojo. Tal vez esa energía no tendría que reprimirla de forma egocéntrica, tal vez sí. Si decido hacerlo, en realidad estaría postergando la ira.

Pero mejor no hago nada para contemplar. No hago nada porque permanezco en medio. Pero este 'no hacer nada' no es fácil. Es como una agonía continua cada vez menos dolorosa."

- Max Díaz

6 comentarios:

Soledad dijo...

En mi experiencia, sencillamente "siento" (y obdservo cómo siento)los sentimientos, sean negativos o positivos. Son sencillamente sensaciones en el cuerpo. Cada vez más, nada personal.
Creo que el más "personal" de todos,con el que más me identifico, paradójicamente, es con el anhelo por el Amado. A ese sentimiento suelo abandonarme, para bien o para mal.
Un abrazo.

Alex Serrano dijo...

Ese anhelo es muy común. Sin duda es uno de los más personales en mi vida también. Creo que es muy sabio de tu parte abandonarte a un sentimiento que evidentemente tiene naturaleza y voluntad propia. No siempre es posible permanecer en un "en medio". Es necesario vivir lo que sea que tengamos que vivir. Gracias por comentar Soledad =)

VERDE dijo...

Genial esa descripción de algo tan fuerte, extremo y maravilloso; el mantenerse ahí en medio del fragor de fuerzas, observandolas. Me ha ocurrido tan solo una vez hace unos días, antes siempre me envolvia. Lo que sucedió no podría haberlo descrito mejor, ahora lo has hecho tú. Gracias.

Alex Serrano dijo...

Verde: lo mismo pensé cuando leí la primera vez el texto de Max. Gracias por comentar!

Max Diaz dijo...

Hola Soledad,
gracias por tu comentario.
Perdóname una curiosidad, por "el Amado" ¿te refieres a una persona amada o algo asi como "el Amado de tu alma" (Dios)?
Un saludo

Max Diaz dijo...

Gracias Verde por tu comentario,
me alegro que ese "ver" se haya despertado en tí, el mantenerse en el medio es cuestión de "aguante" en todo momento somos libres de actuar (en positivo o en negativo) sobre lo que es visto, actuar sobre ello fortalecería a esas iras, temores y angustias en lugar de debilitarlas.
Saludos