miércoles, 23 de junio de 2010

Sendero a la iluminación, The Ride


Desde hace años mi intención ha sido realizar mi iluminación en esta vida. No me preocupa si eso no ocurre. Desde hace años dejé de escuchar las voces externas e internas que afirman que mi intención era una locura. Gracias a esa intención, mi vida ha mejorado de formas que no imaginaba. Los despertares espirituales son recurrentes, diversos y profundos. Muchos son dolorosos (física y psicológicamente) y otros son muy placenteros y amorosos.

Así es la espiritualidad que conozco. Es como una montaña rusa. Recomiendo ampliamente esta viaje de dolencias y placeres, de ascenciones y caídas. No le he encontrado mejor sentido a la vida que este. Este post habla de cómo subirse a este "ride" cósmico.

Primero unas definiciones:

La iluminación la defino como el fin de los patrones nocivos, fin de la ignorancia y como la realización de nuestra naturaleza divina para el beneficio de todos los seres. Amo este ideal más que cualquier otro.

Un despertar espiritual lo defino como un vistazo de nuestra naturaleza divina. Este despertar puede ser sutil o abrumante. Pequeño o grande. Sin duda es cotidiano y ordinario y de repente "místico". No conozco experiencia más sanadora que esta.

Obviamente, los despertares ocurren antes de la iluminación.

De forma muy sintetizada, para que ocurra un despertar o iluminación, deben ocurrir dos procesos neciamente:

1er proceso: el freno
Lo primero que tienes que hacer es "aflojar la carne". Cada músculo en nuestro cuerpo, cada neurona en nuestra mente, cada movimiento de energía sutil en nuestro interior sigue patrones nocivos, repetitivos y con inercia. Lo mismo ocurre con las estructuras mentales. Así ha sido toda nuestra vida. La solidificación de dichos patrones es tan densa que nuestra libertad ha desaparecido por completo. La mente hace lo que quiere, el cuerpo hace lo que quiere y la energía sutil también. La voluntad, tal y como la conocemos está sujeta a las órdenes de los patrones físico-anímico-energético-psicológicos.

Claro, podemos engañarnos y afirmar que nuestra libertad existe y que escogemos libremente actuar acorde a los patrones. Todos hacemos eso. Pero cuando queremos salirnos de esos patrones, es ahí cuando la libertad cobra otro sentido y se nos revela que en realidad estamos atrapados.

El sendero espiritual tiene como objetivo proporcionar libertad genuina. Para lograrlo, se deben reconfigurar los patrones de forma gradual, con cariño, con paciencia, con perseverancia y consistencia. Tal reprogramación al principio es cansada y dolorosa. Después ya no tanto.

Primero es necesario identificar los patrones más problemáticos. Si no hacemos esto, el proceso de transformación espiritual será lento o nulo. Podemos pasar toda nuestra vida en esto de la espiritualidad sin un cambio sustancial. Podemos ingresar a mil samadhis y desarrollar toda clase de estados alterados sin desmantelar los patrones nocivos de raiz.

Entonces, los pasos de este primer proceso son:
1) Conocer los disparadores de los patrones nocivos. Esto se hace prestando atención.
2) Deducir los patrones nocivos. El disparador sugiere la otra parte: lo disparado en nuestro interior.
3) Aceptar con cariño la presencia de lo disparado. O sea, sentir los patrones, darles espacio.
4) Dejar de alimentarlos. Permitir que cesen, que mueran y que desaparezcan.
5) Repetir secuencia cuantas veces sea necesario. Los patrones son tercos.

Si te saltas el tercer paso corres el riesgo de volverte un nazi espiritual que no tolera en lo más mínimo las fallas. Cuidado. Date chance, espacio, cariño y paciencia. En serio. Ya pasé por ello y me lastimé así como a otras personas.

El cuarto paso es la valiosísima y necesaria joda. Ese es el freno. Es amor propio puro sin una gota de egoismo. Si sientes que te traicionas cuando ya no sucumbes ante las ganas de hacerte daño o a los demás, vas por buen camino.

El revelador y refrescante surgimiento de la calma
Después de un tiempo, como sucede con todos los hábitos, estos se vuelven naturales y espontáneos. Los patrones saludables (como por ejemplo dejar de alimentar la codependencia, la agresividad o soberbia) ya no se sienten como traición sino que suceden sin esfuerzo, los episodios de angustia se reducen de forma considerable. Lo que queda es un mar de paz la cual no ocurre por medio de la voluntad humana.

Esta experiencia es extraordinaria y sumamente ordinaria.

Es tan grande esa tranquilidad que desconcierta. No hay nada qué hacer. De repente nos encontramos frente a la famosa hoja en blanco y no sabemos qué hacer con ella.

De repente estás lleno de paz y cualquier camino te resulta el mismo. De repente revives los rituales conocidos e inofensivos (como ir a las reuniones de antiguos amigos, o escuchar esos viejos discos que durante años te sacaron emociones). De repente inventas proyectos nuevos. Revives empresas viejas. Pero la paz no se va. Ahí sigue como sombra omnipresente: adelante hay paz, atrás hay paz, en la mañana, noche, en todas las ciudades que visitas. Ahí sigue, necia como sombra.

Hasta que se te ocurre dejar de luchar con ella y voilà, descubres la consciencia expandida. Háganse un favor y sométanse a tal proceso. O por lo menos prueben la secuencia para verificar si en verdad sirve.

2do proceso: la meditación
Un amigo de Argentina y yo hemos bautizado a la meditación como "la sensación 'me falta algo'". Ese es el estado. Cuando sentimos que nos falta algo, ahí está. En nuestras narices tenemos el famosísimo shunyata, rigpa, mente del Buda, la morada de Brahma, el espíritu santo, etc. En este instante, ahí está.

La sensación "me falta algo" no se acaba. Brota, brota y brota. El problema es que no nos sintonizamos con esa fuente de nectar omnipresente. El problema es que la percibimos como algo desagradable que debemos eliminar con consumos de lo que sea (entretenimientos, dramas, triunfos, fracasos, problemas, anestesias, euforias, orgasmos, depresiones, sustos, adrenalina o corajes).

El famoso "regreso" a la fuente
Sí, el cliché es real: el Edén siempre ha estado aquí. Si llevamos a cabo el primer proceso (el freno), nos daremos cuenta de que la paz siempre ha estado ahí y nosotros nos hemos empeñado en huir de esta.

Ahora bien, supongamos que hacemos las paces con la paz (ja!). No pasará mucho tiempo para darnos cuenta de que el alcance de los patrones nocivos es profundo. Muy profundo. Los vicios, escapes y adicciones en realidad son sutiles. Nos percatamos de que se manifiestan de formas infinitas. Descubrimos que las adicciones impregnan cada milímetro de nuestro cuerpo, comunicación y pensamiento, y que estas son sólo movimientos recurrentes. ¿Qué mueven? Nuestra naturaleza divina. ¿Cómo es este movimiento? Confundido. Muy confundido y nocivo. hace que nuestro cuerpo y mente olviden cómo funcionar de forma sana.

Somos divinidad confundida y nociva que no sabe que es divinidad.

Contemplación y yoga
Comunicarle a cada célula de nuestro cuerpo y mente que en realidad son naturaleza divina no es cosa fácil. Pero sí es posible por medio de prácticas como la meditación y el yoga. La meditación, en resumen, consiste en observar, descubrir y liberar los conceptos confundidos. Por otra parte, el yoga tiene el mismo objetivo pero en el plano físico.

Sé que muchos ya lo saben pero lo repito para las personas que apenas se acercan a estos temas: yoga es meditación.

Después de aventarte un ejercicio yóguico el resultado es el Edén físico (o "relajación profunda"). Después de una práctica de atención plena sostenida (shamatha), el resultado es el Edén intangible (samadhi, kensho, jhana, etc.).

Naturalmente, la etapa postmeditación o postyoga poco a poco es permeada por confusión y patrones nocivos. Por ello debemos meditar o practicar algún tipo de yoga constantemente. Una naturaleza confundida se cambia con otra naturaleza despierta.

¿Es yoga el único ejercicio físico que puedo usar para purificar mi cuerpo de confusión? No. Cualquier ejercicio funciona, el requisito es que la intención sea la que mencioné arriba: ponerle fin a los patrones nocivos, a la ignorancia y, como resultado natural más allá de nuestra voluntad, realizar nuestra naturaleza divina para el beneficio de todos los seres. Gracias a sus raíces budistas, las artes marciales están en perfecta sincronía con este objetivo. La danza no se queda atrás.

Freno y meditación simultánea
Algunos alumnos me han preguntado si se puede acelerar un despertar o iluminación. Respondo sin duda que sí.

¿Cómo? Hay miles de formas. Yo sugiero una combinación de los dos procesos que acabo de describir: abandona con cariño los hábitos nocivos y despierta el Edén que eres en meditación.

El freno facilita el despertar, el despertar facilita el freno.

Conozco otro método que acelera este proceso: se llama tantra. No obstante, es muy muy cansado, difícil, complicado y requiere de un gurú a fuerzas. Llevo casi tres años estudiando esa cosa. Definitivamente el que inventó el tantra no es de este mundo. Seguro en un futuro habrá métodos más evolucionados y pulidos que el tantra actual. Espero formar parte de esa reingeniría tántrica. Mientras tanto, practiquemos los métodos milenarios.

En fin, los invito a fijar como meta la iluminación aunque esta no suceda en esta vida. Es la mejor montaña rusa que conozco.

4 comentarios:

LA QUE SUSCRIBE dijo...

La paz siempre ha estado ahí. Es una frase lindísima por lo cierta. Gracias por compartir.

Alex Serrano dijo...

Qué bueno que me dices estas cosas Mon. Me recuerdan que no debo olvidar que hay personas que todavía no han escuchado estas palabras.

Cuando consumes muchos libros, blogs, videos, etc. de espiritualidad, comienzas a reconocer las frases que la gente usa como clichés o formulitas. Esa frase que te gusta es uno de esos casos. Pero saber que tú reconoces en carne propia lo que significa, me da muchísimo gusto porque implica que ya somos menos los que se quedan atorados en el cliché.

Un abrazo =)

Anónimo dijo...

Verdaderamente tu amigo y tu habeis hilado fino con lo de "la sensacion falto algo". Todo un acierto. Y aun mas genial reconocer ese vacio como la corriente interrupta de bienestar, que dia si dia tambien prostituimos por gangas adictivas e insaciables a precio de costo.
La sesancion falta algo= estado de beatitud original es justo lo que falta por predicar para purificar de fugas la espiritualidad opiácea. Ese faltsa algo es en el tantra la corriente o flujo energético universal, que tomada por la fuerza, o queriéndola controlar se convierte en los 10000 mundos del deseo insacaiable, y ppr tanto, incontrolable.
Que pasaje mas bueno, Alex. De cinco estrellas, coño. Mi enhorabuena, hacen falta mas meditadores como vos, con las posaderas bien ancladas en la tierra.
Abrazos.

Alex Serrano dijo...

"Posaderas" Que buena palabra, jajaja. Gracias por el comentario amigo =)

Todo está retacado de la sensación "falta algo", cuando hacemos las paces con ella, uffff. Todo cambia. =D